Los dedos se vuelven blancos o azules. También se pueden experimentar otros síntomas como dolor, entumecimiento u hormigueo. Este enfriamiento de las extremidades también puede ir acompañado de llagas o ampollas y del endurecimiento de la piel. Lo más frecuente es que afecte a las manos, pero también puede afectar a todas las extremidades, incluidos los dedos de los pies, la nariz y los pezones.
Trastornos de la microcirculación
La medicina occidental explica este fenómeno por los trastornos de la microcirculación. La sangre no circula por las arteriolas, las vénulas, los finísimos vasos sanguíneos de las manos y las extremidades en general. El fenómeno de la vasoconstricción impide la circulación de la sangre. Este fenómeno es una reacción del cuerpo para protegerse del frío. Para hacer frente al descenso de la temperatura, el cuerpo protege primero los órganos vitales, como el corazón. Cuando los vasos sanguíneos de las extremidades se contraen, el flujo de sangre se dirige a los órganos vitales para mantenerlos calientes. Y cuando la sangre deja de fluir hacia las manos, éstas se vuelven blancas y se enfrían.
Síndrome de RAYNAUD
Aunque la causa principal es el trastorno de la microcirculación, hay otros factores que pueden provocar este fenómeno. Cuando los síntomas persisten, con cambios de color, podría ser causado por daños en los nervios o en los tejidos. En este caso, es aconsejable consultar a un profesional de la salud que realice un diagnóstico preciso antes de iniciar el tratamiento.
Este trastorno de la circulación en las extremidades puede deberse a la enfermedad de Raynaud, un trastorno vascular sin causa específica, o al síndrome de RAYNAUD. Sin embargo, los orígenes pueden ser más profundos, como una patología autoinmune, una enfermedad arterial o un trastorno sistémico.
Estrés y vasoconstricción
Pero no sólo el frío puede provocar una vasoconstricción que limite el flujo de sangre a las extremidades. El estrés es un fenómeno que puede provocar una disminución del flujo sanguíneo. En caso de estrés, el corazón trabajará más rápido, los latidos aumentarán de ritmo, este cambio en el ritmo de los latidos requiere más sangre para llevarla al centro, las extremidades se quedarán atrás, de ahí las sensaciones de frío y el blanqueamiento de las manos y/o los pies.