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Los fertilizantes son el alimento de las plantas. Ya sean naturales o químicos, los abonos aportan a las plantas los nutrientes que les permiten crecer, dar flores y semillas, y asegurar el correcto desarrollo de sus raíces.
Además de estimular el crecimiento de las plantas, los fertilizantes modifican la fertilidad, la estabilidad y la riqueza del suelo. Imprescindible para una buena cosecha, ¡descubra este consejo de la abuela para hacer un abono universal ideal para los tomates y otros cultivos de su jardín!
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Ventajas de los abonos foliares para tomates
Según el tipo de abono, puede contener residuos de cultivos, estiércol, compost, urea, etc. Sin embargo, la base de la mayoría de los fertilizantes utilizados tanto por los agricultores profesionales como por los jardineros aficionados contiene los tres elementos. Un abono completo contiene fósforo, nitrógeno y potasio. Debido a esta composición, combina múltiples beneficios para las plantas.
Este consejo de la abuela le permite proporcionar a sus plantas más potasio utilizando hojas de tomate. Los tomates contienen muchos minerales: fósforo, magnesio y oligoelementos como hierro, zinc, flúor y níquel. Esta planta también contiene betacaroteno y vitaminas A y E. De hecho, es especialmente rica en potasio. El potasio está contenido tanto en el fruto como en las hojas del tomate. No es de extrañar que nuestras abuelas tuvieran la idea de utilizarlas como elemento básico de su abono.
¿Cómo hacer abono de hojas de tomate?
Para preparar el abono de hojas de tomate, utilice sólo hojas y tallos sanos.
Sobre todo, evite las hojas enmohecidas o los tallos de tomate infectados por parásitos, ya que deteriorarán la calidad de su levadura. Tampoco utilice hojas secas y quemadas por el sol. Cuando pellizques tus tomates, reserva las partes verdes sanas para el abono.
Para ello, necesitarás un recipiente de plástico lo suficientemente grande como para albergar la cantidad de hojas que hayas recogido. Poner en remojo las hojas de tomate picadas o cortadas a tijera durante 2 semanas. Hay que sumergirlos. En principio, necesitará aproximadamente 1 litro de agua para 300 g de trozos de hojas de tomate.
Después de removerlo bien, déjalo macerar. No olvides remover la mezcla de vez en cuando durante estas 2 semanas. Tras unos días de maceración, la espuma creada por la fermentación desaparecerá. Puedes diluirlo en una proporción de 1:10 o mezclarlo con trozos de plantas más sólidas. Puedes regar tus plantas y verduras directamente con la mezcla.