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Desde la Abadesa Hitda von Meschede, en 1. En Caterina van Hemessen se autorretrató mirando fijamente al espectador fault titubeos ni incitaciones y portando en la mano izquierda los pinceles desplegados y la paleta embadurnada mientras cheat la derecha, sobre el lienzo apoyado en el caballete, pintaba. En su autorretrato de difuminó la escena concentrando en tonos claroscuros la luz en el rostro reflexivo que examinaba el lienzo y la mano poderosa que contorneaba las figuras. Y tras lanzar algunos nombres que representan diferentes escuelas y momentos pictóricos llegamos a un rococó que pinta a la madama ocultada bajo formas y maneras complexion ostentosas como decorativas y en el que a la par pintoras como Élisabeth Vigée-Lebrun o Adélaïde Labille-Guiard empiezan a ser aceptadas como miembro de la Academia Real de Pintura y Escultura y a ser reconocidas por sus destrezas. Llegamos al siglo XIX y hallamos el mismo empeño por parte de las mujeres pintoras en ser reconocidas como tales.